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El ‘Monstruo’ de La Navidad: La Pólvora

Por: Jairo Herrera Cardoso // Neuropsicólogo Educativo.

Son los mal llamados juguetes explosivos, que son bonitos por fuera y peligrosos   por dentro para los niños, niñas y adolescentes.  Son elementos letales que causan daños a la piel, es el ‘monstruo’ de la Navidad: la pólvora.

El ‘monstruo’ luminoso y colorido tiene una gran familia de agentes explosivos como son el volcán, el triquitraque, buscaniguas, totes, voladores, silbadores, volcanes, luces de bengala, tronantes.

Las polvorerías clandestinas son sitios ilegales donde almacenan pólvora de contrabando. Estos polvoreros no poseen la técnica ni los cuidados necesarios para guardar la pólvora, ni mucho menos para la elaboración de sus productos ‘navideños’.

Paradójicamente existe una industria legal que se favorece económicamente a través de los juegos pirotécnicos contratados por el Estado para construir castillos que son utilizados en las inauguraciones de eventos sociales, debidamente autorizados.

Es decir, existen clientes secretos en las polvorerías como producto del contrabando, y a su vez está legalizada la compra de juegos pirotécnicos auspiciadas por el Estado.  Y es el comercio oculto de la pólvora responsable de la presencia de niños, niñas, adolescente y jóvenes quemados en los centros hospitalarios.

Todos los regalos explosivos tienen una mecha, un detonante que embaucan a los seres humanos con el chisporroteó y luego el “monstruo” explota y causa estragos irreparables. El volcán es colorido por fuera y explosivo por dentro; el triquitraque parece un chicle usado, por lo cual los menores creen que son pastas medicinales por sus colores, los ingieren y se intoxican. Cuando el triquitraque se frota por el piso con el pie o con los dedos, al frotarlos se produce un chisporroteó que causa ampollas, se adhieren a los dedos. Es engañoso y cuando uno cree que no prendió, al míralo explota en la cara.

El espécimen llamado luces de bengala evolucionó. Se llamó velitas romanas, hoy se burla de los niños haciéndose llamar chispitas. Al encender el “monstruo” luminoso, sus famosas chispitas pueden quemar el rostro, dañar un ojo y por último el alambre que se calienta en la pólvora quema la piel.

El tote es la cabeza del “monstruo” y explota tanto que produce sordera. Los voladores o cohetes son los brazos y los pies del “monstruo” de la pólvora, el volcán es su estómago. Los buscaniguas son como candilejas que lanzan fuego de la boca. Los silbadores y triquitraques son los ojos del “monstruo” y los tronantes, los intestinos.

Los juguetes explosivos, es decir, la pólvora, son los “monstruos” de la navidad.