Home / Regional / La tragedia de Armero: Entre la furia de la naturaleza y la maldición de un sacerdote

La tragedia de Armero: Entre la furia de la naturaleza y la maldición de un sacerdote

Hoy 13 de noviembre se conmemora 38 años de la desaparición de Armero, aquel pueblo que para los años 80, era el tercer municipio más importante del Tolima. Alrededor de 23.000 personas murieron en aquella catástrofe natural que desató una fuerte erupción del Volcán Nevado del Ruiz.

Crónica // Por Julio Díaz Sánchez

Hablar de Armero, era en las décadas de los años 70 y 80 el tercer municipio más de importante del Tolima, después de Ibagué y El Espinal y el más pujante por su amplio sector agropecuario, era quizás para la época el pueblo de mayor producción de algodón, café, ganadería y se cultivaba una quinta parte de arroz en Colombia.

A principios del año 1985 el Volcán Nevado del Ruiz, empezó a tener comportamientos sísmicos de amenazas, emisiones de gases, pero ninguna autoridad en el momento le prestó la mayor atención sin imaginarse lo que iba a suceder meses después.

Finalizando el mes de octubre de ese mismo año, varios geólogos algunos extranjeros, adelantaron estudios de sismicidad para conocer si era de alto riesgo una eventual erupción, efectivamente los expertos luego de la visita que realizaron al volcán, alertaron a las autoridades y al Gobierno nacional de las consecuencias que podría generar el volcán en caso de una fuerte emisión de lava.

Iniciando el mes de noviembre del 1985, el alcalde de Armero, Ramón el ‘Mocho’ Rodríguez, y varios oficiales locales intentaron llamar la atención del gobierno colombiano sobre el peligro que representaba el volcán. Durante meses, el alcalde Rodríguez hizo llamados a diversas autoridades, incluyendo a varios congresistas, al entonces gobernador del Tolima, Eduardo Alzate García, y al ministro de minas Iván Duque Escobar.

La preocupación del alcalde Rodríguez, era eminente incluso en sus reiterados llamados que hizo ante el Gobierno nacional y ante el gobernador del Tolima, calificó la situación del Volcán Nevado del Ruiz como “bomba de tiempo”, pero lamentablemente el gobierno hizo caso omiso, tanto a las advertencias de los geólogos y al llamado del alcalde y concejales del pueblo.

Pese a su insistencia, solo dos congresistas, Hernando Arango Monedero y Guillermo Alfonso Jaramillo, (actual ministro de salud del gobierno Petro) le prestaron interés a la situación, llevando a cabo debates sobre el tema en el Congreso y advirtiendo al gobierno sobre la posibilidad de una tragedia, catástrofe que finalmente se hizo realidad.

La noche del llanto y del dolor

Pareciera que solo al alcalde de la época Ramón el ‘Mocho’ Rodríguez y algunos concejales, le preocupaba el comportamiento del Volcán Nevado del Ruiz. En la mañana de ese 13 de noviembre de 1985 empezó a caer mucha ceniza sobre toda esa zona del Tolima y por supuesto en la parte urbana de Armero.

Alfenibar Tinoco, uno de los sobrevivientes de Armero, recuerda que un día antes de la tragedia como concejal del municipio, emprendió viaje hacia Bogotá con el objetivo de buscar ayuda y que fuera posible que lo escucharan por las advertencias de expertos de una eventual erupción que podría ser catastrófica.

Otro de los armeritas sobrevivientes es Gustavo Prada, quien en conversación con el periodista Julio Díaz Sánchez, narró que era el propietario de un hotel y restaurante ubicado en el centro del pueblo se llamaba (Restaurante Popular) y dueño de una finca ganadera a las afueras de Armero.

“Yo había comprado una finca un año antes de la tragedia saliendo de Armero, puse a producir ganadería, el restaurante y hospedaje lo administraba mi hijo Gustavo, ese día de la tragedia yo estaba en Bogotá, mi hijo Gustavo, mi hijastro y mi esposa Rosalba, estaban en el restaurante, ellos se salvaron de milagro, tuvieron que salir corriendo cuando observaron que venía la avalancha, las demás personas que estaban ahí en el restaurante y hotel todas murieron, esta tragedia nos dejó marcado para siempre” recordó Gustavo Prada, armerita sobreviviente en diálogo con Lucho Noticias.

Gustavo Prada, es actualmente presidente de la Corporación Social Casa Armerita, periodista y escritor, no obstante, es presidente de la Corporación de Escritores del Tolima en la ciudad de Ibagué, donde reside desde hace muchos años con su familia.

Empezaba la noche y las emisiones de cenizas no cesaban, sin embargo sobre las 11 de la noche la gente que estaba a las afueras del pueblo empezó a gritar por el fuerte estruendo que se escuchaba, pero ya era demasiado tarde; el Volcán Nevado del Ruiz había explotado y la nieve derretida acompañada de lava fue a parar a la represa del Sirpe, el embalse de inmediato colapsó y su gran cantidad de agua y lodo avanzaba por el río Lagunilla y en media hora Armero desapareció, mejor dicho ‘quedó borrado literalmente del mapa’.

De los 29.000 habitantes que tenía Armero hasta noviembre del 1985, perecieron 23.000 personas todas quedaron bajo el lodo, barro y escombros, al menos 5.000 personas se salvaron de milagro, alcanzaron a evacuar de sus casas otras atrapadas en el lodo lograron salir y salvar sus vidas.

Contexto de los expertos

Para los expertos, la masa total de material expulsado (incluyendo magma) fue de 35 millones de toneladas. La explosividad volcánica expulsó masa de dióxido de azufre y fueron aproximadamente 700 000 toneladas expulsadas por la erupción del volcán.

A las 11:30 de la noche de aquel 13 de noviembre de 1985, la primera avalancha llegó al pueblo, seguido rápidamente por otros. Uno de los lahares prácticamente destruyó a Armero; tres cuartas partes de sus 28. 700 habitantes murieron.

Avanzando en tres grandes oleadas, esta avalancha tenía 30 metros de profundidad, se movía a 12 metros por segundo y duró de diez a veinte minutos es decir en media hora Armero quedó cubierto de lodo, piedra y demás escombros que trajo la erupción del volcán a su paso por el río Lagunilla.

Pero la tragedia no solo sacudió al Tolima, una segunda avalancha después de las 11:30 de la noche que descendió por el valle del río Chinchiná, acabó con la vida de al menos 1.800 personas y destruyó 400 casas en Chinchiná, Caldas, al otro lado de la cordillera. En total murieron unas 25.000 personas, 5.000 más quedaron heridas.

La desolación

Al día siguiente, ya no estaba Armero aquel pueblo próspero del Tolima y rico en agricultura, tan pronto empezó a verse la luz del día del 14 de noviembre, solo se observaba tristeza y desolación, un mar de lodo gris que cubría todo el pueblo.

La zona estaba repleta de árboles destruidos y cadáveres desfigurados. Los restos de casas y edificios sobresalían del barro, sin embargo, en algunas partes del desaparecido pueblo, solo se escuchaban gemidos de llantos y lamentos de algunas personas enterradas en el lodo pedían auxilio.

El rescate de sobrevivientes

Debido a que el hospital de Armero había sido destruido, las víctimas fueron llevadas a hospitales cercanos. Seis poblados cercanos levantaron clínicas improvisadas divididas en áreas de tratamiento y refugios para los damnificados. Para ayudar con las labores hospitalarias, se hizo presente en Armero personal médico y de rescate de todo el país.

De los 1.244 pacientes distribuidos en las clínicas, 150 murieron por infecciones o complicaciones relacionadas. Los esfuerzos de rescate por Bomberos, Cruz Roja y Defensa Civil, fueron obstaculizados por el barro, de hasta cinco metros de profundidad, que cubría a Armero, era prácticamente imposible que alguien pudiera atravesarlo sin hundirse.

El 20 de noviembre de 1985, una semana después de la erupción, los esfuerzos de rescate empezaron a llegar a su fin. Cerca de 4.000 rescatistas que habían llegado de todo el país a la zona del desastre, seguían buscando a sobrevivientes con pocas esperanzas de encontrar alguno.

¿Qué pasó con la niña Omayra Sánchez?

El desastre de Armero se concentró en Omayra Sánchez, la niña de 13 años que dejó una historia marcada en aquella catástrofe que originó la fuerte erupción del Volcán Nevado del Ruiz. Omayra, se convirtió en noticia a nivel mundial en parte por una fotografía tomada por el periodista francés (Frank Fournier) en la cual aparece atrapada entre los escombros durante tres días antes de morir.

A pesar de su difícil situación, Omayra se mantuvo relativamente positiva; le cantó a Germán Santamaría Barragán, un periodista que trabajaba como voluntario, pidió comida dulce, tomó soda, y accedió a ser entrevistada. En la entrevista, Omayra Sánchez había dicho sus últimas palabras a su mamá: “Madre, si me escuchas, quiero que reces por mí para que todo salga bien”.

Luego de tres días, los socorristas con los pocos materiales que tenían e hicieron los últimos esfuerzos con una bomba de agua y trataron de salvarla, pero sus piernas estaban dobladas en el concreto como si estuviera de rodillas, y era imposible liberarla, pero al día siguiente Omayra no resistió más y falleció.

En los últimos años la tumba de Omayra Sánchez Garzón, se ha convertido en un lugar de peregrinación, donde los pobladores piden favores y milagros a su nombre. La devoción popular ha ganado tanta fuerza que dentro de la iglesia católica se ha formado un movimiento que ha intentado impulsar su beatificación formal.

En 1986 antes de cumplirse un año de la catástrofe de Armero, el papa Juan Pablo II visitó la zona del desastre junto con el presidente de Colombia de la época Belisario Betancur. En ese lugar, el sumo pontífice habló acerca de la tragedia y declaró el lugar en donde se encontraba Armero como campo santo y hoy sigue siendo un cementerio donde quedaron al menos 23.000 personas sepultadas.

¿Cuál es la teoría de la desaparición de Armero con la maldición de un sacerdote huilense?

Después de la tragedia de Armero el pueblo tolimense que desapareció por completo aquel 13 de noviembre del 1985, de esa triste e inolvidable catástrofe que se convirtió en noticia mundial, han surgido varias hipótesis quizás la de mayor transcendencia ha sido la supuesta maldición de dos representantes de la iglesia católica.

Para finales de los años 40 Colombia vivía la peor violencia bipartidista entre Liberales y Conservadores, en aquella época según las teorías de historiadores la iglesia católica tenía mucha afinidad ideológica con el partido Conservador y había sacerdotes extremadamente radicales y muy conservadores.

Dicen algunos documentalistas que mientras el cura del pueblo en aquella época de los años 40 fuera de tendencia conservadora no permitía que ninguna persona o feligrés de ideología política liberal ingresara a misa y mucho menos al púlpito donde el sacerdote oficiaba la eucaristía.

Resulta que el padre huilense oriundo de La Plata, Pedro María Ramírez Ramos actualmente (beato) luego de estudiar en el seminario mayor de Garzón, posteriormente se trasladó al seminario de Ibagué y en el año fue ordenado sacerdote en el mes de junio del 1931. El padre Pedro María fue designado como párroco en los municipios de Chaparral, Cunday y Fresno todos tres en el Tolima.

El padre Pedro María Ramírez, luego de prestar sus servicios eclesiásticos en esos tres municipios del Tolima, el obispo de la diócesis de Ibagué monseñor Pedro María Rodríguez, a finales de los años 40 lo designó párroco en el municipio de Armero, un pueblo muy marcado políticamente con el partido liberal.

El día 09 de abril de 1948 luego de conocerse la noticia del magnicidio del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en Bogotá, en Colombia se desató una ola de violencia entre liberales y conservadores por la muerte del dirigente político.

En Armero no fue la excepción, comenzando la tarde de aquel 09 de abril de 1948 se estalló toda una revolución en Armero, seguidores del caudillo liberal se organizaron en grupos y por las calles lanzaban arengas rechazando la muerte de Gaitán “viva el doctor Gaitán, viva el partido liberal, abajo los conservadores y la policía” gritaba la turba enardecida por todo el pueblo.

Como al padre Pedro María Ramírez, lo tildaban de conservador de odiar a los liberales, la turba se desplegó hasta la casa cural exigiéndole al cura que entregara las armas que tenía guardadas en la iglesia, el sacerdote de tanto insistir que no tenía armas en el púlpito, uno de los manifestantes enardecido amenazó de muerte al párroco Pedro María.

En efecto, esa noche del viernes 09 de abril el cura huilense Pedro María Ramírez tuvo que salir de la parroquia y refugiarse en la casa de Cecilia Torres una feligrés, que asistía constantemente a las eucaristías del sacerdote.

El asesinato del padre huilense Pedro María en Armero

Al día siguiente el sábado 10 de abril, pese a que el pueblo de Armero se encontraba en tensa calma por el magnicidio de Gaitán, un hombre identificado como Camilo Leal alias “Mano e Ñeque” logró sacar al religioso de la casa donde se refugiaba y lo llevó agarrado de un brazo hasta el parque central.

Al presentir que era sus últimas horas de vida, el sacerdote Pedro María Ramírez, ante de ser retenido por alias “Mano e Ñeque” escribió un corto y conmovedor testamento, diciendo lo siguiente: “Santísima Trinidad. De mi parte deseo morir por Cristo y su fe. Al excelentísimo señor Obispo mi inmensa gratitud por quien merecerlo me hizo ministro del altísimo, sacerdote de Dios y párroco del pueblo de hoy, Armero, por quien quiero derramar mi sangre”.

La turba liberal enardecida liderada por Camilo Leal “Mano e Ñeque” se abalanzó con machetes contra el sacerdote Pedro María y la ‘chusma’ le gritaba “cura godo hijueputa”. Finalmente alias “Mano e Ñeque” le pasó los machetes a José Yesid Chávarro, Alonso Cruz Ayala y Arturo Giraldo, quienes según declaraciones ante las autoridades del alcalde de la época Evelio Martínez, estos tres hombres fueron quienes asesinaron a machetazos al religioso.

Cuando el sacerdote huilense Pedro María Ramírez, estaba agonizando tirado en el suelo y ensangrentado, según relato de testigos que presenciaron los hechos, el presbítero habría alcanzado a maldecir al pueblo de Armero ante la turba que pedía venganza por la muerte de Gaitán.

Continuando con la teoría de algunos documentalistas, el obispo de la diócesis de Ibagué monseñor Pedro María Rodríguez, al recibir el cuerpo del sacerdote Pedro María Ramírez Ramos… habría maldecido al pueblo de Armero y a la turba liberal que lo asesinó pronunciando estas palabras “maldito Armero no quedará piedra sobre piedra” y esa maldición según creencias religiosas se cumplió el 13 de noviembre del 1985.

Durante la visita del papa Francisco a Colombia, el padre Pedro María Ramírez conocido como Mártir de Armero, fue beatificado por el sumo pontífice junto a otros religiosos el 08 de septiembre del año 2017 en la ciudad de Villavicencio.

El machete con el que asesinaron al padre Pedro María

Luego del asesinato del sacerdote Pedro María Ramírez a manos de la turba liberal enardecida, el Juez de Instrucción Criminal de Bogotá Rafael Eduardo Rodríguez Segura (q. e. p. d.) se desplazó desde la capital del país hacia el municipio de Armero a recopilar material probatorio sobre el crimen del padre Ramírez.

Al llegar al enardecido pueblo de Armero, el entonces Juez de Instrucción Criminal encontró como evidencia el machete que para el día 10 de abril de 1948 portaba Camilo Leal alias “Mano e Ñeque” con el que asesinaron al párroco de Armero.

Ante la dificultad de las autoridades en Bogotá, para hacerse a cargo de una de las pruebas, un machete que fue utilizado en el asesinato del sacerdote Pedro María Ramírez y por lo complicado de la situación y ante la recopilación de más evidencia probatoria el Juez de Instrucción Rafael decide conservar el arma tipo machete.

El doctor Rafael Rodríguez, antes de fallecer y quien conservaba el machete homicida del cura Pedro María, le pidió a uno de sus hijos también de nombre Rafael Eduardo Rodríguez Zambrano, que ante una Notaria hiciera entrega del machete a la diócesis de Garzón, Huila donde debía estar el arma homicida.

Efectivamente, para el mes de enero del 2018 los hijos del fallecido Juez de Instrucción Criminal Rafael Eduardo Rodríguez, se trasladaron hasta la Notaría del municipio de Zipaquirá, Cundinamarca y allí a través de un acta autenticada y con el documento original donde se hizo la recopilación de la noticia criminal el 21 de abril de 1948 en Armero, el machete que estuvo más de 70 años en custodia fue entregado a la iglesia católica en el Huila y la mencionada arma homicida reposa en una urna en la parroquia San Sebastián del municipio de La Plata, donde también yace los restos del beato Pedro María.

El acta autenticada en la Notaría de Zipaquirá y firmado por los hijos del fallecido Juez de Instrucción Rafael Rodríguez Segura y el documento con el que se adelantó la noticia criminal en la que se incluye la recopilación del machete homicida del padre beato Pedro María, estos documentos es un trabajo periodístico exclusivo del periodista Julio Díaz Sánchez de Neiva, Huila.

Para finalizar esta crónica, Armero quedará para siempre en la memoria de los colombianos, en libros, periódicos, revistas, fotografías, pero uno de los colombianos que escribió y grabó una canción en homenaje al desaparecido pueblo es el compositor y artista huilense Rodrigo Silva (q. e. p. d.) quien fundó el dueto Silva y Villalba.

La canción en ritmo del vals, en homenaje a la tragedia de Armero se titula ( Reclamo a Dios) y el coro dice así:

Aquel Armero del pasado ya no existe,
Nieves eternas se llevaron su recuerdo.
Ya no existe el camino, tan solo se oye el eco
Del bastón y los pasos del abuelo.
Y vengo a recordar aquella noche,
Noche de llanto, de tristezas y nostalgias,
Niños y viejos cayeron a tus plantas,
Se fueron para siempre.
Señor en dónde estabas?

Las ruinas de Armero, Tolima