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Alcalde de Campoalegre: una vocación social que trasciende

Victor Ramón Vargas Salazar, actual alcalde de Campoalegre, ha construido su vida entre el servicio público, la docencia y la gestión comunitaria. Su trayectoria refleja el compromiso de un hombre que, con esfuerzo y cercanía a la gente, ha convertido su liderazgo en una herramienta para transformar realidades y abrir caminos de progreso para su municipio.

El alcalde de Campoalegre, Víctor Ramón Vargas Salazar, más conocido con cariño como “El Chato”, ha demostrado a lo largo de su vida que su verdadera vocación es el servicio social. Mucho antes de llegar a la Alcaldía, ya entregaba su tiempo, esfuerzo y recursos para acompañar a las comunidades más necesitadas del Huila y otros departamentos del país.

Niños, adultos mayores, campesinos, mujeres cabeza de hogar y familias enteras han encontrado siempre en El Chato y en su esposa, Gloria Lucy Quiceno Arango, una mano amiga dispuesta a tenderse en momentos de dificultad. Su labor social ha dejado huella en sectores olvidados, donde pocas veces llegaba el apoyo de las administraciones locales.

Una historia que inspira

La historia de Susana Torres, una mujer cabeza de hogar del sector Islas del Sol, refleja esa sensibilidad social que caracteriza al mandatario. Susana, con la voz entrecortada y los ojos brillantes entre lágrimas de alegría, agradece el gesto de El Chato: “No tengo palabras para agradecer ese acto humanitario. No contaba con tejas para terminar mi casita y él, de su propio sueldo, me regaló lo que me hacía falta. Gracias a él hoy puedo brindarle un techo digno a mi familia”.

Pero la ayuda no se quedó allí. El Chato también viene acompañando a la comunidad en lo que será la construcción de la caseta comunal, un sueño largamente anhelado.

“Por años esperamos este espacio. Hoy lo vemos hecho realidad muy pronto gracias a la gestión y solidaridad del alcalde. Esta caseta será un punto de encuentro para los niños, adultos y mayores; un lugar de unión y desarrollo social para todo el barrio”, afirmó el líder comunitario Vladimir Orozco.

Un compromiso que nace del corazón

Hoy, desde la Alcaldía de Campoalegre, ese mismo espíritu solidario continúa siendo una de sus principales banderas. Más allá de sus deberes como mandatario, Víctor Ramón mantiene intacta su vocación de apoyo personal a causas nobles, aportando incluso recursos propios de su salario para jóvenes deportistas, proyectos comunitarios y sectores históricamente olvidados.

“En varias ocasiones ha destinado parte de su sueldo como alcalde para respaldar iniciativas que benefician a la comunidad. Eso demuestra que su compromiso no es solo político, sino profundamente humano”, destacó Yuli Guarnizo, habitante del municipio.

A la par, su gestión pública ha logrado avances significativos, como la mejora en el acceso a servicios básicos, especialmente en energía eléctrica, garantizando condiciones dignas para cientos de familias.

La política como un acto de amor

El liderazgo de El Chato demuestra que la política puede ser mucho más que la administración de recursos: puede ser un verdadero acto de vocación social y amor por la gente. Su forma de gobernar refleja una esencia solidaria que trasciende cargos y funciones, y que se proyecta en acciones concretas para construir un municipio más justo, humano y solidario.

“Siempre he tratado de brindar ayuda a los más necesitados. Es una cualidad que me acompaña desde siempre y que espero poder seguir fortaleciendo. Ayudar a las comunidades más vulnerables es lo que me inspira”, expresó el mandatario.

Por todo esto, hoy resaltamos la labor de Víctor Ramón Vargas Salazar, un alcalde que hace de la política un ejercicio de cercanía, empatía y compromiso con su gente.