Ni la presión por el pedido de renuncia de viceministros ni las palabras del presidente Gustavo Petro desde Estados Unidos señalando que de ese proyecto depende la coalición de Gobierno, lograron que el primer debate en el Congreso, siquiera, pudiera terminarse.
El día del debate comenzó con un sabor agridulce para la ministra Corcho, luego de que Dilian Francisca Toro, del partido de La U, y Efraín Cepeda, del Partido Conservador, ratificaran que no apoyarán el proyecto.
Esa discusión se realizó en medio de un caos –propio de un salón de primaria– que inició con cinco horas de retraso, que tuvo un receso de media hora e incluyó recusaciones inauditas.
Finalmente, la sesión terminó tres horas después sin ningún avance y dejando en veremos la reforma que para el Gobierno de Petro se convirtió en un punto de honor.
Sin embargo, fue aplazado y continuará hasta que la Comisión de Ética de la Cámara se pronuncie sobre las recusaciones presentadas.
