En el marco del Día del Periodista, el Estado colombiano hizo un acto simbólico de reconocimiento de responsabilidad internacional por el asesinato de Guillermo Cano Isaza, director de El Espectador, dando cumplimiento al Informe de Fondo 102/01 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Coordinado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y su Dirección de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario, en este acto participaron el viceministro de Relaciones Exteriores, Francisco Coy Granados; el ministro de Justicia, Néstor Osuna, familiares de Guillermo Cano, además de representantes de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), la Sociedad Interamericana de Prensa, la CIDH, y la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado.
“El reconocimiento de responsabilidad estatal reafirma el compromiso del Estado colombiano en el cumplimiento de todos los compromisos internacionales adquiridos con la CIDH, bajo el pilar de justicia social que lidera el Gobierno del Cambio, con la plena convicción de la importancia que tiene el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos para nuestro continente”, indica un comunicado de la Cancillería.
El viceministro Coy aseguró que “el acto ha sido muy importante para el Ministerio, no solo como organizadores sino también como representantes del Estado colombiano ante el mundo, del desarrollo de un evento que, desafortunadamente ha sido tardío”.
En su intervención en el evento, Fernando Cano Busquets, hijo de Guillermo Cano, indicó que “hay momentos en los que la memoria colectiva se convierte en un antídoto muy eficaz que retarda la llegada del olvido de un momento histórico o una figura destacada, y procura la permanencia en la cotidianeidad de aquellos individuos cuyas enseñanzas merecen ser exaltadas o para que los aciertos comunitarios se repitan y los errores cometidos no vuelvan a hacer presencia en el futuro”.
Guillermo Cano Isaza fue un periodista y escritor colombiano, director del diario El Espectador, desde 1950 hasta su asesinato el 17 de diciembre de 1986, a manos de sicarios del Cartel de Medellín, debido a las fuertes denuncias que hacía en el periódico y en su columna Libreta de apuntes en contra de los miembros de la organización criminal.
Fue una denuncia de El Espectador con una fotografía antigua de Pablo Escobar Gaviria en prisión la primera publicación que delata al entonces representante suplente a la Cámara como un narcotraficante, el 25 de agosto de 1983. A partir de ahí, la guerra del Cartel de Medellín contra El Espectador se tornaría más violenta.
Tres años después del crimen de su director, una bomba semidestruyó la sede del diario El Espectador el 2 de septiembre de 1989.