El 14 de julio de 2024 en Miami, Estados Unidos, se disputó la gran final de la Copa América entre Colombia y Argentina. Sin embargo, el evento deportivo se vio empañado por actos de violencia ocurridos en el ingreso al estadio.

Según cifras del Estado de Florida, muchas personas lograron colarse sin autorización, y varias de ellas fueron identificadas mediante cámaras biométricas instaladas en el recinto. Estos incidentes generaron preocupación y llevaron a las autoridades a tomar medidas contundentes.

El Gobierno de Trump ha puesto especial atención al caso, acelerando los procesos para deportar a los implicados en los disturbios; al respecto y de acuerdo con medios nacionales, hay 27.000 órdenes de deportación listas para ejecutarse, y se estima que alrededor de 2.000 corresponden a personas involucradas en los incidentes durante la Copa América. Algunos lograron huir a países como Canadá, mientras que otros intentaron esconderse, pero las autoridades han intensificado las investigaciones para localizarlos.

Además de las deportaciones, se han impuesto multas significativas a los residentes colombianos que no cumplen con los requisitos para ser expulsados, pero que participaron en los actos de violencia. Estas multas pueden alcanzar los 20.000 dólares, lo que refleja la firmeza de las medidas adoptadas.

El objetivo del Gobierno es claro: evitar que este tipo de situaciones se repitan, especialmente de cara a la Copa Mundial de 2026, que se celebrará en Estados Unidos y atraerá a miles de turistas.