Familia huilense emprende para proteger los recursos naturales

Familia huilense emprende para proteger los recursos naturales

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Dora Ruiz solía andar en vestido, medias veladas y zapato alto, ganando casos en los estrados judiciales de lunes a viernes para un bufete de abogados en Bogotá. Hoy trabaja de sol a sol, calza botas pantaneras, jeans, camisas y vive en el medio del campo. Esta mujer le dio un giro a su vida, enfrentó miedos e incertidumbres, pero se animó y hoy es feliz junto a su familia en la Ecofinca El Recreo en Pitalito, donde le apuesta al turismo sostenible.

”Mi idea era rescatar la heredad de mi padre y hacer de él un lugar hermoso y habitable y fue en ese momento que también descubrí que el río Guarapas estaba contaminado y abandonado, así que quise convertir la finca en un espacio demostrativo de recuperación ambiental”, así presenta su emprendimiento Dora, quien busca no solamente proteger los recursos naturales, sino generar fuentes de ingreso en varios sectores económicos.

Fue así como surgió la EcoFinca El Recreo ubicada en el corregimiento de Charguayaco de Pitalito, un lugar que además de permitir el disfrute de la naturaleza, es un espacio para el avistamiento de aves y monos aulladores,  contiene sitios autosuficientes e inspiradores como el Taller D´Guadua, emprendimiento que con la hoja caulinar de la guadua, producen platos biodegradables.

Reserva Natural

Con el empuje de Dora, el apoyo de su esposo, el arduo trabajo y creatividad de su familia, actualmente tienen una finca de un poco más de 10 hectáreas de las cuales siete son Reserva Natural con cinco nacederos de agua que les proveen su propio abastecimiento del vital líquido, dos hectáreas y medias en cultivos de café, pitahaya, frutales y pancoger y media hectárea en infraestructura de beneficiadero,  alojamiento y zona social.

“Mi esposo dejó el mar, yo los estrados judiciales y nos regresamos en el 2014 a Pitalito a ponerle mano a la finca y luego al río Guarapas en el 2016 con la Fundación Vida al Río que busca recuperar las fuentes hídricas con siembra y cuidado de los árboles existentes, reutilización de basuras y bioconstrucción”, asegura la creadora de esta idea.

Ruiz añade que el tema del turismo se dio a partir de la puesta en marcha de la fundación, debido a que esta tiene como línea transversal la educación ambiental  para conservar las fuentes hídricas y especies nativas como el Roble Negro, sensibilización dirigida especialmente a niños, niñas y  jóvenes. Esta experiencia llamó la atención de comunidades, organizaciones y universidades que empezaron a visitar la ecofinca para conocer los procesos, ampliando así la oferta en hospedajes en modestas cabañas y ecoglamping.

“En ecofinca El Recreo podemos encontrar senderismo de montaña, agricultura, aviturismo, monitoreo de monos aulladores rojos, lodoterapia, bienestar físico y espiritual; un servicio prácticamente personalizado por la connotación que tiene de transmitir algo de lo que somos respecto a la Pachamama”, explicó Dora.

Articulación con la CAM

La creadora de esta ecofinca relata que la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena – CAM ha sido un gran aliado desde el comienzo de la creación de este lugar, apoyándolos en la investigación del procedimiento en el trato de las fuentes hídricas, productividad, así como realizando acompañamiento técnico y profesional.

“Con la CAM aprendimos cómo devolver las aguas limpias al río, cómo convertirnos en reserva natural, cómo constituir un apiario y producir la miel, nos capacitaron y ayudaron a crear huertas orgánicas, manejar la guadua, así como nos envió personal profesional y técnico que nos acompañó en todos los procesos, incluidos el de la creación de murales”, aseguró Dora Ruiz.

Espacios autosuficientes e inspiradores

La ecofinca posee una casa principal donde se cuenta la historia de la Familia Ruiz, una cabaña denominada Los Robles, con su respectivo mural en honor a los biólogos y profesionales que han visitado el lugar y transmitido su conocimiento sobre flora y fauna de esta reserva, destacando cada especie descubierta y sus características e importancia.

El Recreo también tiene una casita en el árbol que sirve de plataforma para hacer avistamiento de aves y dictar talleres introductorios para este fin.

“Además tenemos una biblioteca comunitaria que nos enorgullece, otorgada por la Biblioteca Municipal Monseñor Esteban Rojas, con más de 2.000 libros donde los niños, niñas y jóvenes de la comunidad llegan a leer, investigar o realizar actividades didácticas”, explicó Dora Ruiz.

D’Guadua

En uno de los espacios de la ecofinca se encuentra el taller de Emprendimiento D’Guadua una fábrica de platos biodegradables fabricados a partir de la hoja caulinar de la Guadua, que tiene como fin reemplazar a los desechables.

 “Esta hoja terminal es aprovechada por los agricultores a quienes compramos y luego transformamos para convertirlas en platos que ayudan al medioambiente”, contó Juan Pablo Ruiz, sobrino de Dora e ideador de D’Guadua.

Según relata Juan Pablo, la hoja es seleccionada por los agricultores, ellos le bajan la carga bacteriana, le hacen un proceso industrial y da como resultado los platos biodegradables.

“El capacho de la guadua es conocido por su pelusa, en este proceso se la extraemos, una máquina de termoformado nos ayuda a darle la horma y le damos terminado, bajamos la carga bacteriana y salen unos platos biodegradables completamente”, aseguró el propietario de D’Guadua, quien agregó que la CAM ha sido un gran aliado durante todo este proceso, acercándolos a los productores y guiándolos como proyecto que aporta al medioambiente.

Pozo de la Eterna Juventud

En la ecofinca además existe el Pozo de la Eterna Juventud, que consiste en una fuente hídrica  recuperada después de muchos años, con características altamente nutritivas por su lecho arcilloso y una temperatura precisa para el ambiente. Junto al pazo y en la zona denominada Bienestar se encuentra un sauna construido a base de lodo y yaripa.

Como innovación El Recreo tiene un ecoglamping hecho en guadua y hoja de caña, con unas mallas al vacío para descansar y observar estrellas al calor de una fogata. Este lugar amigable con los recursos naturales tiene un inodoro compostero dónde los residuos sólidos y fluidos son procesados naturalmente a través de microorganismos de montaña para reintegrarlos a la tierra dando el mejor de los abonos.

Finalmente la ecofinca tiene un mirador para avistar monos aulladores, un apiario dónde se comparte la importancia de las abejas en nuestro ecosistema y senderos de cafetales y robles que enseña la importancia de conservar cada espacio, viviendo en armonía con cada ser viviente.

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