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Heber Zabaleta Parra y la herencia literaria de La Vorágine

Ad porta de cumplir los 100 años de la pu­blicación de la novela La vorágine, de José Eustasio Rivera, el mundo literario y las instituciones culturales colombianas se encuentran diseñando una serie de even­tos para no dejar pasar por alto el pre­sente suceso. Pero, ¿por qué un libro de un escritor de provincia ha tomado tanto revuelo? No es para menos, el año paso, la Radio Nacional de Colombia indagó a sus oyentes por los libros más importantes de la historia en estos 200 años de vida repu­blicana y La vorágine ocupó el primer lu­gar y el segundo puesto fue para Cien años de soledad; esto indica lo significativo que ha sido esta novela para la sociedad y las letras colombianas. Han sido muchos los estudios, las tesis y las publicaciones que se vienen haciendo, una novela que gene­ra amores y desamores. Pienso que, Rivera escribió una obra como si esta hubiese sido una llave ex­pansiva, aquella mueve cualquier tuerca.

Algunos ven en La vorágine la condición social y de denuncia; para otros, aborda el tema ecologista y; las feministas la tildan de una obra machista. No obstante, como escribió Cioran que «todas las verdades están en nosotros», así sucede con La vorágine, cada lector sacará sus propias verdades, y no es porque la novela haya pasado por las influencias del Romanti­cismo y el Modernismo, o tenga las vetas de la literatura griega, sino que cada lec­tor o crítico la contextualiza en cualquier escenario, tiempo y espacio, en cualquier sueño o realidad; tal vez es aquí donde reside la grandeza de la novela, un libro convertido en una obra universal, puesto que nos enseña a comprender la condi­ción humana, incluso, la vida, la derrota del destino y del azar.

Sumándose a estas efemérides, el perio­dista y escritor Heber Zabaleta Parra ha querido no dejar pasar por alto este año reveriano; optó por no centrarse tanto en ese largo listado biográfico que existe de Rivera y de su obra, sino en indagar por la herencia literaria de éste, en el epicentro donde nació el mencionado autor y donde sus réplicas literarias deberán ser, al me­nos por este año, con mayor intensidad; la obra tiene como título «A 100 años de La vorágine, ¿quién hereda a José Eusta­sio Rivera?». Para los escritores del Huila, esta pregunta establece una marca mayor, un desafío a los procesos escriturales y no sé si en un par de siglos lo podríamos superar; no obstante, existe un listado de escritores huilenses encabezado por Humberto Tafur Charry, Gustavo Andra­de Rivera, Víctor Manuel Cortés Vargas, Julián Polanía, Sylvia Lorenzo, Guiller­mo Martínez González, Benhur Sánchez Suárez, Isaías Peña Gutiérrez, Antonio Correa, Luis Ernesto Lasso, Guillermo González Otálora, Armando Cerón, Luis Ernesto Luna, Jorge Enrique Alvarado, Luis Ignacio Murcia Molina; Heider Rojas, Yezid Morales Ramírez, Orinzon Perdo­mo, Martha Cecilia Cedeño, Omar Ardila Murcia, Betuel Bonilla Rojas, Luz Marina Chávarro Orozco, Camilo Marroquín, en­tre otros; una relación de nombres que constituyen; por ahora, en un corpus lite­rario huilense, cuyo géneros como la poe­sía, la narrativa, el ensayo, la dramaturgia, incluso, la historia han sido muy fecundos; en cada una de estas obras, los autores no solamente han incorporado el mundo personal, donde el paisaje no solamente se compone de un sujeto constructor de identidades, sino que éste se transforma en la primera lengua del escritor.

Uno de los pecados que cometen los opi­tas con respecto a la obra de Rivera, es señalar que ésta es huilense, y no es así. Rivera escribió una obra, llamase poética o novelística, fuera de las fronteras del Huila; por su puesto que, por ningún lado aparece el territorio huilense en sus escri­tos, salvo en contados poemas, tal vez en uno o en dos. Rivera es nuestro porque nació aquí, pero no su obra. Me llega la pregunto, ¿cuál sería el legado de Rivera para los coterráneos? Respuesta que cada escritor debe resolver, por ahora, con este alboroto reveriano, pienso que las edito­riales o las instituciones culturales tanto a nivel departamental como nacional, no van a de indagar por los escritores de la región, todo va estar centrado en Rive­ra para las ferias, para clubes de lecturas, para renombrar colegios, pocillos, cami­setas, manillas, festivales y encuentros de escritores, para programas de televisión o para aquellos creadores de contenidos y otras cosas más y; terminada esa fiebre riveriana, todo volverá a la normalidad: Rivera para los académicos y algunos des­pistados lectores, incluso para engordar anaqueles.

Es aquí, donde toma importancia la pre­sente publicación, porque Rivera si bien es nuestra voz mayor, no es la última verdad literaria que exista en el departamento del Huila, se develan otras voces como el primer poeta y gobernador de la Provin­cia de Neiva, Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla (1647), quien incorporara en su libro de poemas, de carácter barroco-colonial-neogranadino: Rhythmica sacra, moral y laudatoria (1703), las palabras y modismos típicos de América, en rigor cronológico, sería el primer poeta autén­ticamente americano. Seguidamente pue­do mencionar a Waldina Dávila de Ponce de León, quien escribiera novela, cuentos, teatro y poesía, tal vez sería la primera mujer colombiana en implementar en su poesía la corriente del Romanticismo; de igual forma, está José María Rojas Garri­do, aparte de haber sido presiente de Es­tados Unidos de Colombia ( 1 de abril de 1866-20 de mayo de 1866), fue una de los grandes oradores de América; también debemos tener en cuenta a Ramón Man­rique con su obra La venturosa, primera novela que aborda las mudas narrativas y el tema del realismo mágico en Colombia; así mismo, recordamos el cervantino del Huila Julián Motta Salas con su obra Alfon­so Quijano el bueno y nuestro historiador y poeta Joaquín García Borrero, tan sólo por mencionar algunos voces que han en­riquecen nuestra herencia literaria.

Siguiendo por esta ruta literaria, el pre­sente libro recoge la vida y la obra de dos de los destacados escritores huilenses contemporáneos: Jader Rivera Monje, narrador, dramaturgo y poeta y; Winston Morales Chavarro, profesor universitario, narrador, ensayista y poeta. Estos dos es­critores a través del género de entrevista nos develan su mundo con las letras, el acercamiento con la obra de José Eustasio Rivera, sus logros y sus futuros proyec­tos. Apreciados lectores, ponemos en sus manos el presente libro periodístico que se abre camino ante la memoria literaria para trasegar por los vasos comunicantes de la historia y de la cultura; por la reali­dad y los sueños de estos dos escritores huilenses, que tanto les han aportado a las letras de nuestro departamento.