El Atlético Huila demostró en su victoria 2-0 sobre el Real Cundinamarca que en el fútbol lo único que importa es la eficacia. A pesar de no ser un partido dominante en su totalidad, el equipo opita logró el objetivo primordial: sumar tres puntos que le aseguran matemáticamente la clasificación a los cuadrangulares semifinales de la Primera B.
Tácticamente, el encuentro tuvo dos caras. El primer tiempo fue de estudio, con un Huila controlando el ritmo a partir de la mediocampo, donde Sebastián Hernández fue clave antes de su lesión. No obstante, la falta de claridad en la última tercera parte del campo impidió materializar la posesión en oportunidades claras.
El panorama se complicó en la segunda mitad. La baja de Hernández desestabilizó el esquema de Diego Corredor, permitiendo que un ordenado Real Cundinamarca aprovechara los contragolpes y encontrara huecos. La mayor oportunidad de gol hasta ese momento fue para el equipo local al minuto 72, exponiendo una momentánea fragilidad defensiva del Huila.
La victoria no se construyó con un dominio abrumador, sino con la capacidad de resolver en los momentos decisivos. El equipo mostró madurez táctica para soportar la presión y, cuando el rival flaqueó, fue letal. El primer gol, obra de Michael Sequeda, fue un ejemplo de presión alta y recuperación en campo rival, una jugada practicada que desequilibró un partido cerrado. El segundo, de Sleyther Lora, fue un remate de calidad que certificó la superioridad en el marcador.
Con este resultado, el Huila llega a 24 puntos y se instala en la sexta posición, quedando dentro de la fiesta de los cuadrangulares a falta de la última fecha.
