Ruth Masmelas aprendió cuando tenía 18 años, a tallar el mármol de manera artesanal para esculpir lápidas de cementerio en la época que no había máquinas que hacían los grabados con rayos láser. Después de una veintena de años, es la última talladora en hacerlo de esta manera.
Los avances tecnológicos en la ornamentación de este trabajo, han permitido que los tallados sean realizados de manera computarizada. Las lápidas que Ruth realiza, son hechas a mano y se distinguen por el alto relieve del tallado, algo que ha llamado la atención de distintas personas en Neiva y todo el Huila. Personas que llegan de otros pueblos hasta la ciudad para que ella esculpa la lápida de sus familiares fallecidos.
Su taller está ubicado en la avenida La Toma con carrera 3ª junto al monumento Los Potros. Es muy común verla trabajando en las tardes de calor implacable en Neiva y una capa de polvo de mármol a su alrededor, tallando la piedra con su puño y letra. “Empecé mirando a un señor que trabajaba de esa manera y luego él me fue explicando cómo era la cosa y comencé a marcar en cartulinas primero, luego ya fui perfeccionando y comencé sobre mármol” comentó.

Dice que ese oficio (de tallar artesanalmente) terminará en el Huila cuando ella ya no viva, pues ninguno de sus familiares, hijas, o su esposo –que la acompaña en el taller-, quisieron aprender ese arte.
“Nunca pensé que trabajaría en esto… Empecé a trabajarla y me gustó… Seguir con esto hasta cuando mi Dios lo quiera” finalizó.