Gracias a la estrategia de Educación Inicial Rural Itinerante, cerca de 500 docentes están llevando educación a niños y niñas en veredas, fincas y montañas del país. Esta iniciativa, que cuenta con una inversión de más de $9.500 millones, permite que la escuela llegue a los territorios más alejados por caminos difíciles, a pie, en moto o a caballo.
Una de las protagonistas de este esfuerzo es Erminda Prieto, docente del sur del Tolima, quien recorre hasta cinco horas para enseñar en comunidades de Rioblanco y Herrera, zonas marcadas por el conflicto. Allí, la educación ocurre al aire libre, bajo árboles o en patios de tierra, donde los niños ahora tienen acceso a un derecho que antes les era negado.
El programa busca cerrar las brechas históricas en regiones donde la educación inicial nunca existió y donde aún faltan grados escolares. Desde 2023, el Gobierno del Cambio ha fortalecido esta estrategia para garantizar el aprendizaje desde la primera infancia en los territorios más excluidos.
El ministro de Educación, Daniel Rojas Medellín, afirmó que esta apuesta refleja el compromiso del Gobierno con la equidad y la paz, al asegurar que ningún niño quede atrás. Cada maestra itinerante representa una conexión entre el Estado y las familias, llevando conocimiento y esperanza.
Testimonios como el de Jonnier Palacio, padre de familia, reflejan el impacto del programa: “la escuela llega hasta nuestro potrero”. Hoy, donde antes hubo abandono, hay lápices, canciones y juego, prueba de que la educación puede transformar vidas y reconstruir territorios.