De no creer. Cuando arribaron los señores del Ecuador que pertenecen a un importante grupo empresarial, los medios locales no escatimaron esfuerzos para acompañarlos en las permanentes ruedas de prensa que convocaban para adiestrar incautos y prepararlos para que, además, la gran mayoría aceptaran sus posturas y dejaran a la deriva lo que dentro de las coartadas preparaban.
Siempre dijeron que… “salir campeones se iba a tomar un largo tiempo, que no había afán, que las cosas había que hacerlas despacio, que todo era un proceso, que Huila iba a llegar muy lejos e iba ser protagonista de primer orden en lo nacional e internacional, por cuanto además sería la principal cantera para Independiente del Valle, cual era la matriz del onceno opita”. Afirmaciones como estas sonaban y se publicaban en las diversas emisoras, diarios, canales y portales digitales; porque los nuevos embajadores de la india, les tenían ciegos y perplejos.
Nunca creí tanta buena cosa. Dice mi mamá Lina María, sabia aún a sus 87 años, gracias a Dios llena de salud: “de eso bueno no dan tanto”, porque alguna vez me escuchó hablando al respecto. Y después de ello me preguntaba. ¿A quien le surge la idea de venir a comprar un equipo de fútbol en Neiva y generar semejante humazón? ¿Quién ve como gran proyecto adquirir un club que adolece de lo más elemental: no tener estadio? Tremendo descalabro de los señores empresarios Michel Deller y compañía, quienes jugaron a tacar a dos bandas, mientras el tiro salía por la culata.
Las cuentas que hizo Juan Carlos Patarroyo, el anterior dueño del Atlético Huila, solamente le sirvieron a él. Hoy aplaudimos su berraquera porque mantuvo el club siendo protagonista en medio de las dificultades, pero la historia lo pondrá como gran responsable de entregar la ficha del club a empresarios extranjeros que siempre tuvieron intereses particulares. Atlético Huila se denominaba “el equipo de todos”, porque tenía como propietarios a diversas personas, quienes desde una acción o aporte podían tener voz y voto. De a poco Patarroyo fue apoderándose del mayor porcentaje hasta estallar la crisis financiera y tener que entregar el club al mejor postor.
Conocí y fui testigo de los celos entre dirigentes, porque alguna vez Diego Perdomo actual dueño o máximo accionista de Santa Fe, quiso interesarse por Atlético Huila. Es más, le hicieron la guerra y la encerrona para sacarlo del club, porque él logró liderar el proceso del equipo profesional femenino haciéndolo campeón por primera vez de la Copa Libertadores, cosa que ellos nunca pudieron materializar con ninguna de las categorías. Les daba rabia que a Perdomo los medios lo entrevistaran y lo presentaran como redentor, mientras ellos aplicaban la cruel frase de “opita come opita”. Hoy dicen que Perdomo nunca allegó alguna propuesta. Cómo pensar hacerlo, si lo sacaron corriendo.
Lamento la engañada que les pegaron a mis colegas. Algunos que decidieron aceptar permanecer en un chat donde el actual Presidente Maruan David Issa impartía directrices sobre el proceder del club, pero en donde no se permitía voces disonantes de los periodistas locales. Recién creado el chat de WhatsApp como vi la autocensura y percibí los regaños y el mal trato, preferí retirarme para poder gozar de libertad plena a la hora de exteriorizar mis apreciaciones.
Siento pesar por el presente del Atlético Huila, sobre todo, porque como yo, empezamos por los mismos días nuestra etapa de gestación, en mi caso como comentarista y el club como equipo profesional, gracias a una radiotón que lideraron amigos periodistas tales como Nelson Puentes, Gilberto Aragón y William Gutiérrez: entre otros que nos asomamos al parque Santander a ver como la fiebre amarilla comenzaba a consolidarse.
Ya es un poco tarde para clamar y rogar a los ecuatorianos que no se lleven el equipo. Han amenazado en reiteradas oportunidades. La mamada de gallo al gobernador Rodrigo Villalba y al alcalde German Casagua merece título en las principales portadas. La hazaña apreciados mandatarios ahora, no es construir un estadio nuevo, es no permitir que al Atlético Huila se lo lleven porque de suceder ello, será lo peor que pueda ocurrir a unos gobernantes en la historia más reciente del Huila. Pasarán ustedes a ser señalados porque por falta de gestión dejaron perder el principal patrimonio de la región. Les tocó amarrarse los pantalones y salirle al paso para que los embajadores de la india dejen el club en Neiva.
Cápsula 1: Aporto esta idea. Es mejor comprar la ficha del club a los ecuatorianos que construir una tribuna para 3.500 aficionados, así el Atlético Huila volverá a ser del pueblo.
Cápsula 2: Invito a quienes tenemos medios de comunicación a ejercer una labor crítica que no admita que al Atlético Huila se lo lleven a otra plaza.