Por Jairo Herrera // Folclorista y Escritor
El radio transistor se colocaba encima de una repisa que se incrustaba en la pared de bahareque con unos puntillones, en el centro de la repisa descansaba una carpeta de crochet que tejían nuestras abuelas y muchachas que elaboraban en los ratos libres adornando el radio panela que emitía voces bajo la lluvia y sus locutores parecían tener la voz ronca.
No existía la frecuencia FM, y solo nos distraíamos con la amplitud modulada, que realizaba concursos de canciones populares y rajaleñas; todos los días a las 10 AM y hacia las 4 PM se escuchaban zumbidos porque los locutores se iban a tomar las medias nueves y las segundillas, mientras tanto el disco negro y pesado se acariciaba con la aguja del tocadiscos mientras regresa el locutor.
Años más tarde aparece el televisor en blanco y negro, pero el radio se mantenía vigente en los campos y veredas, en los cafetales, platanales, se escuchaba la radio, cuando llegó la bicicleta, el radio era nuestra compañía para trasladarnos de la casa al campo y del campo a la ciudad.
Tiempo después los microbuses recorrían las calles polvorientas de Neiva, el conductor amarraba frente a él un radio transistor, muchos le colocaban cabuya y se lo colocaban alrededor del cuello.
El bambuco tradicional nos recuerda el matriarcado, durante los días de mercado, la mujer iba al frente y se levantaba las faldas que descansaban en los dedos de los pies para evitar que se dañara o se empolvaran.
El hombre de la casa seguía a la mujer con caminado de pizco, cuan- do ella avanzaba rápido, le tocaba al señor arrastrar el paso para alcanzarla, se paraba junto a ella y con paso Páez le recordaba que él era el jefe, para ello le recordaba mostrándole el poncho.
La mujer lo observaba con mirada penetrante, entonces, el aprovechaba para ofrecerle chicha embazada en un mate de totuma, ella sumisa tomaba unos tragos y continuaba su paso firme, siempre adelante, mientras él se acomodaba el sombrero, se ponía el poncho en el hombro y se ajustaba el rabo e’ gallo con un anillo elaborado en guadua o cuero, después utilizaba el anillo de matrimonio para sostener el rabo e’ gallo.
El traje del bambuco tradicional es típico del campesino laborioso, su traje todo de color blanco y camisa de manga larga para evitar el sol y para protegerse recurre al sombrero, ella también se cubre con sombrero adornado de una rosa, blusa que tapa el cuello y mangas largas, su vestido campesino decorado con florecitas de todos los colores le cubren sus pies, ambos utilizan alpargatas de cabuya, las cotizas llegaron mucho después.
El sanjuanero huilense tomó los pasos del bambuco tradicional, la salida, la hacían tomados ambos de las manos, el arrastrado cambio por el bambuqueado, los pasos circundantes, ahora son los ochos, el adorno del pañuelo era antes el ofrecimiento del calabazo con chicha, la levantada del pie desplazo al paso Páez.
El traje del sanjuanero en el hombre continúa siendo blanco, aunque el pantalón paso a ser negro o caqui, el poncho lo utilizan dentro del cinturón y le colocaron pechera a la camisa, la mujer al comienzo llevó falda que le llegaba a la rodilla, la falda era adornada con flores dibujadas a mano, el tocado que engalanaba el cabello eran flores naturales.
Al llegar bailarines de otros departamentos, empezaron a transformar el baile del sanjuanero huilense y uno de ellos impuso el liguero en las candidatas, lo que enfureció al público y todas las candidatas populares desesperadas se desprendieron del liguero rápidamente y de esta manera el pueblo respeto su tradición y su folclor.
Los parejos imponen las academias de danzas a sus intereses del ballet, no existen escuelas de formación del baile del sanjuanero, solo academias artísticas y dancísticas que involucionan la coreografía y la tradición popular.
La elección de los parejos de las candidatas corresponde al amiguismo entre los estilistas y no del resultado de una capacitación y una política cultural y coreográfica, diseñada por los folcloristas expertos en tradición popular.
Pasamos del baile del sanjuanero doble al sencillo, que dura aproximadamente un minuto y veinte segundos, el bambuco tradicional se mantiene fiestero, alegre y se ejecuta durante más de tres minutos. Ahora, todos los parejos intimidan y regañan públicamente a la banda sinfónica, porque una cosa es bailar con pista y otra con los acordes de una banda, así como dan órdenes a los integrantes de las bandas municipales imponen su coreografía baletizada.
La implicación de bailar la coreografía del sanjuanero Huilense, ejecutada sencillamente, cambio la salida, ahora, es con el sombrero arriba, en el pecho, o con sombrero en la cabeza y manos atrás, entonces el contacto ceremonioso de la invitación se perdió. El respeto por la mujer se acabó, porque el parejo azota la dama con golpes de rabo e´ gallo como asustándola en una faena de machismo.
La dama perdió el afecto, quita el sombrero rápidamente y se lo coloca otra vez en la cabeza a su parejo, el vuelve y la intimida con rabo e ‘gallo; recuerdo que antes de imponerse el baile de los estilistas, ella se adornaba con el sombrero y se le mostraba al público, su hombros y pechos se sumergían con él y con ternura, se lo coloca en su cabeza para conquistarlo. El arrastre del ala demuestra que continua, porque el parejo toma la pose de imitador, se inca con una pierna y con la otra se lanza hacia delante y pasea la otra pierna por el escenario, para demostrar su coqueteo, el parejo levanta por los aires a la candidata, cada vez que ocurre la levantada del pie, luego la descarga en la platea, como están rápida la ejecución de la coreo- grafía, el secreto pasa desapercibido, esta figura es rápida.
El escobillado se convirtió en tresillo, hoy, Es un careo armonizado, en estas condiciones la coreografía del sanjuanero huilense en su versión número cincuenta y tres, terminará interporalizada, estilizada y baletizada.
Hoy se cuenta con televisor a color, Internet, emisoras en AM y FM y desafortunadamente, carecemos de políticas culturales coherentes por parte de los institutos de cultura municipal y departamental, no existen planes culturales de desarrollo, lo popular fue desplazado por la modernidad y la improvisación, en el radio, la televisión y el ciberespacio se continuara escuchando: tan, tan, tan, tan, tan, tan.