El Huila se prepara para lo que resta de su segunda temporada de lluvias de 2025 con la lección aprendida de una primera etapa que dejó una huella de emergencias en gran parte de su territorio. Mientras las precipitaciones ya comienzan a afectar a nuevas comunidades, la mirada está puesta en aquellos municipios que aún no se recuperan del todo.
La primera ola invernal fue particularmente severa en una veintena de municipios. Pitalito, Oporapa, La Plata y Garzón se llevaron la peor parte, pero fue el Valle de Laboyos el epicentro de la crisis, con un total de 66 eventos que comprometieron tanto su casco urbano como el rural. Localidades como Saladoblanco, Suaza, Acevedo y Colombia también reportaron emergencias de gran magnitud.


Frente a esta realidad, Orlando Garzón, profesional de la Oficina de Gestión del Riesgo, hizo un llamado a la acción: “Estos municipios han sido golpeados duramente. Ante esto, es imperativo activar los planes de contingencias y asegurar las ayudas humanitarias para las familias damnificadas”.
El legado de estas lluvias son las emergencias recurrentes: deslizamientos de tierra, crecientes súbitas e inundaciones se han convertido en las principales amenazas. Mientras el departamento busca resistir este nuevo embate climático, la prioridad sigue siendo la protección de sus comunidades.







