El pasado domingo un terremoto de magnitud 6,1 sacudió la provincia de Balıkesir, en el noroeste de Turquía, con epicentro en el distrito de Sındırgı; provocando el colapso de al menos 16 edificaciones, incluidas construcciones en desuso y dos minaretes de mezquitas.
Una mujer de 81 años falleció poco después de ser rescatada con vida de entre los escombros. Además, otras cuatro personas también fueron rescatadas del mismo derrumbe y, en total, unos 29 heridos resultaron reportados, aunque sin lesiones graves.
Las sacudidas se sintieron incluso en Estambul, a unos 200 kilómetros del epicentro, y también en otras ciudades importantes como Izmir, además de registrarse varias replicas, una de ellas de 4.6 grados.
Las operaciones de búsqueda y rescate ya finalizaron sin reportes adicionales de víctimas o daños mayores. Las autoridades mencionaron que los servicios de agua y electricidad permanecieron estables tras el sismo.
Este evento pone en evidencia la continua vulnerabilidad sísmica de Turquía, ubicado sobre varias fallas activas: de hecho en 2023 un terremoto provocó la muerte 53.000 personas en dicho país así como en la vecina Siria. estructural.
