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Un mecánico…amante del fútbol

Martín Vargas ha sido un hombre cuya vida ha estado ligada a dos grandes pasiones, la mecánica de motos y el fútbol, este último, donde lidera uno de los proyectos deportivos más longevos del sur de Neiva.

Las canchas del barrio Canaima se han convertido en poco tiempo en epicentro de muchas actividades deportivas en el sur de Neiva, diversas competencias y entrenamientos de varios clubes de la zona tienen su sede en dicho escenario que años atrás era una cancha de arena, hoy en día es de césped artificial, delimitada y con algunas graderías.

En esa zona es donde Martín Vargas activa el Club Surnei, uno de sus proyectos personales más importantes y que en poco tiempo se ha convertido en un importante generador en la zona de deporte y recreación, además de cumplir un pilar social en la zona.

“Esto ha sido una labor familiar, ha sido una labor de mucho emprendimiento, de muchas ganas, Surnei para mí es la otra parte de mi vida, he aprendido a querer los niños, a pasar las dificultades, los momentos difíciles, las alegrías, los llantos de algunos pero Surnei es algo incomparable”, dijo.

Junto a sus entrenadores, tres veces a la semana Martín aprovecha para ayudar a sus alumnos y en muchas ocasiones los congrega parea inculcarles algo de aprendizaje, no del fútbol pero si de la vida y de lo que implica el deporte mucho más allá de los resultados.

“Es un amor que le llevo a este club desde el momento en que fui presidente y comencé a trabajar en el barrio Canaima a oscuras cuando era una cancha de arena y no habían casas, gracias a Dios el proyecto va grande y esperamos seguir creciendo y mejorando”, añadió.

Sin embargo, esos momentos en el fondo son el resultado de un largo en donde hubo dos cosas que lo movieron: el amor hacia el deporte y los deseos de ser dueño de su propio destino.

Con su Club Surnei, Martín viene llevando a cabo una importante labor deportiva y formativa en el sur de Neiva.

Entre el deporte y la empresa

Martín Vargas hoy en día es dirigente deportivo y empresario especialista en motos pero, antes que nada, fuer un hombre de deporte y de negocios, en el primer apartado, vinculado al ciclismo, donde logró varias figuraciones departamentales e incluso llegó a estar vinculado a cuadros directivos.

“Esa fue una experiencia muy bonita, en el ciclismo duré bastante tiempo, fui varias veces campeón departamental, vinculado a la Liga de Ciclismo del Huila, fui presidente de un club (Ciclo Bonarotti), fuera de eso tengo un hermano que fue boxeador, una sobrina que fue subcampeona panamericana en triatlón y así sucesivamente venimos de una familia deportiva”, dijo Vargas quien se dedicó al ciclismo durante casi todos los años 80’s.

En medio de ese proceso y ante la necesidad de conseguir ingresos, Martín deja levemente el deporte y se dedica a trabajar, concretamente mediante el comercio, gracias a una oportunidad que le brindó una conocida familia empresarial de la región, comenzó a hacerse camino, principalmente en empresas orientadas a la comercialización de textiles y de calzado.

“Me dieron la oportunidad de trabajar en el comercio del Huila, con la empresa de los Jauregui, muy buena persona el señor Gabriel y trabajé ahí, me dieron la oportunidad, me abrieron puertas para seguir trabajando en el comercio varios años y en donde tuve la posibilidad de trabajar en diversas empresas de la ciudad”, señaló.

Martín fue ciclista durante los años 80’s.

Pero al poco tiempo Martín volvió a tener una inclinación, quería seguir trabajando pero no depender de los demás, es así como optó por independizarse y crear su propio negocio, el hecho de ser su propio jefe y no depender tanto de lo que implica ser empleado, lo hicieron tomar ese rumbo, el cual aún persiste.

“Me dediqué a ser independiente, trabajé, puse un almacén de bicicletas y de motos…yo había trabajado con mi hermano por muchos años en las bicicletas en las motos, entonces volví y retomé la labor luego de mucho tiempo, quise ser independiente, me aburrí de cumplir horarios, me aburrí de los amarres que hay en una empresa…yo trabajé en la cuarta, en la Calle 14,  tuve negocio en Santa Isabel y ahora lo tengo en el barrio Canaima”, dijo.

Pero más que todo se hizo un nombre en el negocio de la reparación de motos, entre herramientas, lubricantes y grada Martín comienza a formar un sustento para su familia y tan bien le va que logra montar su empresa en diversas partes de la ciudad con relativo éxito, ahora sigue con su emprendimiento pero en el sur de Neiva, donde no solo vive, también donde nació su otra gran pasión.

El regreso al deporte

En su intención de hacer del deporte el estilo de vida de su hijo, Martín procedió a comprarle una bicicleta y el equipo necesario para su práctica, pero a su retoño le picó ‘el bicho’ del fútbol, ese episodio fue el punto de partida para que naciera su otra pasión: el Club Surnei.

“La motivación para crear la escuela fue mi hijo, mi hijo porque yo fui deportista, no tuve un gran apoyo y yo quise apoyarlo en el ciclismo en principio y la verdad él se inclinó por el fútbol y me dediqué a darle el apoyo, el respaldo y gracias a Dios fuimos compensado, estuvo en microciclo en selección Colombia, estuvo en la cantera del Unión Magdalena pero ahora forma parte de los entrenadores del club y estudia para poder superarse y ahí vamos en el tema”, recordó.

Pese a que tiene sus entrenadores, en ocasiones Martín hace reuniones con los alumnos del club buscando inculcarles cosas tanto deportivas como formativas.

Llamado así por el hecho de congregarse en el sur de la ciudad, Surnei ha sido el fiel reflejo de la evolución de la zona, ya que, de pasar a entrar con unos cuantos en una cancha de arena, ahora son muchos quienes trabajan en cancha sintética.

“La organización es importante, nosotros cuando comenzamos, eran 70 niños y no quería ser el instructor sino el administrador para trabajar mejor y los deportistas recibieran lo mejor”, dijo.

Al principio Martín entrenaba pero al poco tiempo su hijo se encargó de esa labor y de a poco llegaron nuevos elementos para asistirle, actualmente se encarga de la parte administrativa del club pero no deja de seguir a sus muchachos y de acompañarlos en los partidos o en uno que otro entrenamiento.

Pese a los títulos, para Martín lo más importante es dar su grano de arena para que sus alumnos sean personas de bien, sea en el fútbol o en otras facetas, a tal punto que también los considera como parte de su familia.

La satisfacción del club

Y el buen trabajo como siempre, deja sus frutos y en el caso del Club Surnei, Martín ha sido testigo de cómo su ‘creación’ ha ganado más de 100 trofeos a lo largo de su historia.

“Hemos tenido la oportunidad de que los trofeos no caben en la oficina y lo rifamos entre los jóvenes de dárselos u otros que se nos han caído”, declara de forma jocosa.

Títulos de liga, festivales, torneos nacionales aficionados, reconocimientos regionales, todo eso forma parte de la vitrina del club, no obstante y más allá de lo deportivo, Martín valora mucho algo que no se puede medir de forma material: el legado inculcado en varios de los que fueron sus ex alumnos y que hoy en día no lo olvidan.

“En materia de satisfacciones, la más importante ver día tras día a jóvenes que han hecho parte de nuestro club, que han llegado al fútbol, han salido bien y lo más importante, algunos que han salido buenas personas: algunos han salido como oficiales de la Policía, el Ejército, otros han salido ingenieros, muchachos que aún siguen con sus carreras, eso lo llena a uno de orgullo porque uno de los encuentra le dan un saludo o un abrazo y esa es la mayor satisfacción como dirigente deportivo”, dijo.

Como todos los demás clubes, Martín siempre organiza con su club un evento de fin de año para destacar a los mejores durante el año.

Su labor social

Vargas es consciente del trabajo que viene llevando a cabo su club, no solo en ofrecer un espacio para los menores del sur de Neiva, también busca darles las condiciones para que esos infantes lo puedan disfrutar, así eso no signifique dinero; es por eso que en muchas ocasiones acogen a niños que muchas veces no cuentan con los elementos necesarios y busca que puedan seguir jugando, prefiriendo eso y que no tengan cómo, a que se pierdan en flagelos como la delincuencia o la drogadicción.

“Yo he sido muy esquivo en eso, no me gusta vociferar mucho de las cosas…no solo somos nosotros, muchos clubes en Neiva hacemos una labor social que no hacen las autoridades, aportamos el granito de arena porque hay mucho jugador que no tienen el recurso, algunos llegan a los partidos sin el recurso para desayunar y el profe les comparte con ellos…nos hacemos cargo de algunos jugadores que no tienen cómo para estar a tope con las obligaciones con el club…muchos hacemos esta labor social que no es para mostrarla, solo para trabajarla y robarle al mundo de la delincuencia, la drogadicción o la prostitución, esas personas que pueden ser parte de ella”, dijo.

Pese a los años y los títulos, Martín busca grandes cosas para su club, anhela a futuro su propia sede, su transporte e incluso otras divisiones, algo que espera estar vivo para experimentarlo y seguir con esa labor social de formar gente mediante el fútbol y ¿porque no?, que alguien de su club, pronto llegue al fútbol profesional.

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