El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, ordenó el regreso a Washington del embajador estadounidense en Bogotá, John McNamara, para atender “consultas urgentes” tras declaraciones recientes del Gobierno colombiano que fueron calificadas como “infundadas y reprensibles”. Así lo anunció el Departamento de Estado en un comunicado oficial.
Además del retiro del embajador encargado, la Casa Blanca advirtió que tomará otras medidas para expresar su “profunda preocupación” por el rumbo actual de la relación bilateral con Colombia. Sin embargo, el comunicado no detalla en qué consistirán esas acciones adicionales.
Pese al aumento de tensiones, el Departamento de Estado reafirmó que Colombia continúa siendo un socio estratégico clave para Estados Unidos. También destacó que se mantiene el compromiso con la cooperación en temas como la seguridad y la estabilidad regional, en beneficio de ambas naciones.
El conflicto diplomático se agudizó tras la revelación de audios del excanciller Álvaro Leyva, en los que afirmaba estar en contacto con funcionarios estadounidenses —incluidos los congresistas Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez— en el contexto de un presunto golpe de Estado contra el presidente Gustavo Petro.
Las declaraciones de Leyva provocaron una reacción inmediata en el Congreso de EE. UU. Giménez negó cualquier implicación y arremetió contra Petro, llamándolo “drogadicto corrupto, patético e incompetente”. A su vez, Díaz-Balart rechazó las acusaciones, las calificó como falsas y subrayó que se ha reunido con diversas figuras políticas colombianas, incluido el presidente Petro.
