Ahora el día dura….¿25 horas?
La forma en que se mide el tiempo en la Tierra no es tan rígida como parece. Aunque los relojes marquen 24 horas exactas, la duración real de un día depende del movimiento del planeta, un fenómeno que los científicos siguen con instrumentos astronómicos y relojes atómicos de alta precisión.
Desde hace décadas, investigadores han comprobado que la rotación terrestre no es completamente estable. Pequeñas variaciones, imperceptibles para las personas, se acumulan con el paso de millones de años, modificando gradualmente la duración del día, según la NASA.
Esa posibilidad existe, pero está muy lejos de ocurrir. De acuerdo con estimaciones citadas por la Universidad de Toronto, los días de 25 horas podrían llegar en unos 200 millones de años.
Por qué un día no siempre dura lo mismo
Aunque solemos pensar que un día tiene una duración fija, desde el punto de vista científico no es así. La NASA, a través de su plataforma Space Place, explica que existen distintas maneras de medir la rotación de la Tierra.
Cuando se toma como referencia al Sol, se obtiene el día solar, que equivale a las 24 horas que usamos cotidianamente. Pero si la medición se hace en relación con estrellas lejanas, el resultado es un día sideral, ligeramente más corto, debido a que la Tierra gira sobre su eje al mismo tiempo que avanza en su órbita solar.
Incluso el día solar presenta pequeñas irregularidades, y en escalas de tiempo geológicas tiende a alargarse de manera gradual.
La influencia de la Luna
El principal motivo de este lento cambio está en la interacción gravitacional entre la Tierra y la Luna. La gravedad lunar genera mareas que forman abultamientos de agua en los océanos. Debido a la fricción con el fondo marino, esos abultamientos no coinciden exactamente con la posición del satélite, actuando como un freno muy leve sobre la rotación terrestre.
Esa pérdida de energía hace que la Tierra gire un poco más despacio y que la Luna se aleje lentamente. Este proceso ha sido descrito por el astrofísico Norman Murray, quien estudia cómo ha variado la duración del día desde los orígenes del planeta y cómo podría seguir cambiando en el futuro.
Cómo se mide la desaceleración del planeta
Aunque los humanos no podamos notarlo, la desaceleración de la rotación se puede medir con precisión. Los científicos comparan los registros de relojes atómicos con observaciones astronómicas y documentos históricos, como antiguos registros de eclipses.
El Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia publica regularmente informes sobre estas variaciones, mientras que instituciones como el NIST y el Observatorio Naval de Estados Unidos emplean los llamados segundos intercalares para mantener sincronizado el tiempo oficial con el ritmo real del planeta.
Si bien las mareas son el factor principal en la desaceleración de la Tierra, la redistribución de masa también influye: el derretimiento de los glaciares o los cambios en el agua subterránea pueden modificar levemente la velocidad del planeta.
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